Desde el lunes muchas nos sentimos un poco huérfanas de series. Ver 'The White Lotus' se había convertido ya en nuestro ritual de inicio de semana, ese momento en el que la vuelta a la rutina se nos hacía menos cuesta arriba porque al final de la jornada nos esperaba un nuevo capítulo rumbo a un resort de lujo en Tailandia. Nuestro guilty pleasure son los dramas de ricos, por eso no se nos ocurre mejor serie con la que quitarnos el gusanillo que 'La pareja perfecta', en Netflix. ¿Nuestra parte favorita?, que uno de los protagonistas es Sam Nivola, el hijo pequeño de la familia Ratliff de 'The White Lotus'. Todo está conectado.
Amelia (Eve Hewson), está a punto de casarse con Benji Winbury (Billy Howle), el hijo de una de las familias más ricas de Nantucket. Todo parece ir sobre ruedas, pero el día de la ceremonia, uno de los invitados aparece muerto en la bahía de la mansión de los Winbury. De pronto aquel espacio paradisiaco con la playa de fondo deja de ser un spot de boda y se transforma en el escenario de un crimen. Es entonces cuando comienza una minuciosa investigación por parte de la policía y como si fuese el Cluedo, poco a poco iremos destapando los oscuros secretos de esta familia de ricos donde nada es lo que parece.
La miniserie, basada en la novela homónima de Elin Hilderbrand, cuenta con personajes llenos de aristas, donde además de Sam Nivola veremos otras caras conocidas, como la de Nicole Kidman, haciendo de la madre los Winbury y reconocida escritora, Liev Schreiber como padre y esposo completamente disfuncional y hasta Meghann Fahy encarnando a la amiga influencer de la novia.

Ya desde el primer episodio, entiendes que esa pareja perfecta a ojos de la prensa que conforman los Winbury, es una idea tan ficticia como la trama de los libros que han hecho millonaria a la prota. Todo empieza cuando Nicole Kidman, vivaz y magnética frente a la cámara, descubre que su marido ha regalado una pulsera de un valor escandalosamente ridículo, pero no a ella, a otra mujer. Se nos viene como un fogonazo Emma Thompson en 'Love Actually', aguantando a duras penas las lágrimas tras descubrir que el collar que encargó su marido en una joyería no era para ella.
Mientras nos rompemos la cabeza al otro lado de la pantalla intentando dar con el culpable del asesinato, los seis capítulos de este sofisticado thriller criminal se suceden como una novela de Agatha Christie. Las escenas se riegan de ostras, yates, vestidos de lujo y casoplones de catálogo, todo al ritmo de una coreografía donde la ostentación es la protagonista mientras se cuelan clásicos como 'All By Myself' de Celine Dion y, claro, estamos en el bote, embobadas ante otra serie donde el derroche convive lo absurdo. Todas dentro. Otro drama de ricos que vemos desde el sofá de nuestro diminuto piso alquilado.
Fotos | Netflix
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